Si no vigilamos, los ladrones se pueden meter en nuestra casa y dejarla vacía. Así también pasa en lo espiritual. Nuestro enemigo, el diablo, vino a hurtar, matar y destruir. Si nos descuidamos nos roba la salud, la paz, la fe… Especialmente si tenemos «puertas abiertas», por ejemplo si nos hacemos tirar las cartas, si no perdonamos…
Por eso los cristianos sabemos que tenemos que estar alertas para no ser saqueados por Satanás. Lo que es difícil es recordar que si no vigilamos, si nos dormimos en los laureles, si andamos distraídos con las cosas de este mundo, la venida del Señor puede sorprendernos.
Aunque Jesús no vuelva ya mismo por su pueblo, es posible que venga a tu vida a buscar tus frutos. Como el dueño de la viña de la parábola, perderá la paciencia «Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?» Lucas 13:7