Todos parecemos buenos cuando nos tratan bien y las cosas salen como queremos ¿Pero si no es así?
Cuando nos insultan, cuando nos ofenden, cuando tratan de desanimarnos, entonces sale lo que tenemos dentro. Algunos tienen más paciencia y tardan un poco más en reaccionar. Por eso Dios quiere llenarnos de cosas buenas, pero no solo un poco, sino que rebosemos de esperanza.
No importa que tan mal se vea el panorama, si estamos rebosantes de esperanza veremos las posibilidades no los contratiempos, nos enfocaremos en el potencial de las personas en vez de sus defectos. Entonces, saldrán de nosotros alegría y paz.
