Puedes pasar por esa vida siguiendo los deseos del momento, como la mayoría. Y como el mundo y sus deseos pasan, así vas a pasar, como uno más del montón, sin que casi nadie te preste atención.
Pero si haces la voluntad de Dios dejarás huella, permanecerás para siempre. Levantarás tu voz para anunciar el mensaje de salvación, o para dar alabanza al Rey de Reyes. Tu vida no pasará desapercibida, porque el Señor te usará, te dará sus dones para gloria de su nombre.
Sube el volumen a tu vida. Que tus palabras, que tus ideas, no sean un simple susurro perdido en la multitud. Toma fuerza, enciéndete, deja que el Espíritu Santo te dé su unción para hablar con poder. Para que te escuchen y puedas llegar a muchos más de los que soñaste.