Cuando Jesús vio a sus discípulos remando con gran cansancio, entonces fue a ayudarlos, aunque para ello tuvo que caminar sobre el agua. Y «quería adelantárseles», ponerse delante de la barca para frenar el viento contrario.
Dios hará lo que sea necesario para ayudarte a llegar adonde te mandó ir. Él hará milagros si es preciso para que puedas cumplir tu asignación. Así que no tengas miedo si vienen tormentas, no te des por vencido si es agotador seguir remando, porque ya viene la ayuda del Todopoderoso.
«Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios» (Salmos 146:5).