Cuando leí este versículo dije: «Señor, ¿cómo podríamos conseguir algo así? Sería más fácil allanar un camino de montaña, incluso uno como el de esta foto, que corregir nuestros corazones ¿Cómo podemos hacer rectos nuestros caminos si la carne nos domina?». Leí los versículos anteriores, quizás decían que Dios enviaría su ángel o su poderosa voz. No decía eso. Antes estaban las palabras que repitió Juan el Bautista: «preparad el camino…»
Queremos las cosas fáciles. Que Dios milagrosamente quite los vicios, los malos hábitos, la raíz de amargura… sin que hagamos nada. Pero Dios promete manifestar su gloria DESPUÉS que preparemos el terreno. Si estás lleno de orgullo, baja la cabeza; si te abandonaste hasta quedar en el suelo, levántate; si tienes muchas vueltas, muchas excusas para venir a Dios, haz un camino recto; si tienes un carácter áspero, suaviza tus palabras ¡Allana el camino! Búscalo de verdad. Da el primer paso.
La gloria del Señor está a un paso. El poder para sanarte, para librarte de las deudas que te acosan, de los demonios que te atormentan ¿La quieres? ¿Te gustaría probar un poco? Basta de excusas. Prepara el camino para que el Espíritu Santo venga y te llene.