Distinguimos las palabras, no nos da lo mismo cómo nos dicen las cosas. Reconocemos los sabores, no nos da igual lo que nos sirven para comer.
Entonces, distingamos también cuando vienen a nuestra mente pensamientos que no son de Dios. Cuidemos nuestras palabras, nuestras actitudes… para no lastimar a otros, para no ofender, para no escandalizar a nadie. No todo es igual, seamos lo más parecido posible a Jesús.
Usemos también el discernimiento para «no tragarnos» cualquier cosa que escuchemos. Seamos sabios, no nos dejemos engañar. Pidamos la guía del Espíritu Santo si no estamos seguros. «Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad» Juan 16:13.
Dios los bendiga y les de sabiduría.