Cuando somos nuevos en el camino del Señor, cualquiera puede engañarnos, porque nos falta conocimiento. Por eso es necesario crecer en la fe, en el conocimiento personal de Jesús, que sepamos lo que enseña la Biblia, que seamos gente madura. Así cada vez seremos más parecidos a Cristo y nadie nos moverá de nuestra fe con enseñanzas engañosas.
Algunos predicadores y profetas nos dicen palabras que nos gustan, inflan nuestro orgullo, nos prometen bendiciones sin dejar el pecado, pero van en contra de lo que enseña la Biblia.
Otros retuercen las Sagradas Escrituras, arman doctrinas con versículos sueltos. Buscan contienda en vez del amor al prójimo, buscan división en vez de unidad. Nos quieren sacar de la iglesia enseñando mentiras.
Que no te hagan tropezar, que no te lleven hacia abajo, alejándote del propósito de Dios.