Las apariencias engañan. La gente ve lo que está delante de sus ojos, pero existe un mundo espiritual que es tan real como el que vemos. Por eso, pueden creer que estamos acabados, que somos débiles, que nos ganaron… ¡Pero por la fe somos victoriosos!
Dios da vuelta las situaciones, mostrando su poder y haciéndonos brillar ¿Se acuerdan de David y Goliat? Pensaban que solo era un adolescente debilucho pero mató al gigante ¿Recuerdan a Moisés dirigiendo al pueblo fuera de Egipto? Se creían que estaban encerrados entre el mar y el ejército que los perseguía ¡Pero Dios abrió camino en el mar! ¿Se acuerdan de los tres amigos echados al horno de fuego por no adorar la estatua del rey de Babilonia? La gente se puso pálida de miedo, porque los soldados que los echaron murieron por las quemaduras, ¡pero ellos se paseaban entre las llamas acompañados de un ángel! ¡Y cuando salieron, ni olor a humo tenían! Y hay más ejemplos, muchos más.
Quizás el médico te dio un diagnóstico preocupante, o te quedaste sin trabajo, o los que creías que eran tus amigos te olvidaron… ¡No está dicha la última palabra! Recuerda quién eres: una hija o un hijo de Dios. Declara con fe que el milagro viene ¡El milagro viene! ¡El milagro viene para la gloria de Dios! No te desanimes, sigue clamando en oración. Porque quizás aquí no nos conoce nadie, pero ¡somos bien conocidos en el Cielo!