No resistas los planes de Dios Vinieron a arrestar a Jesús. Pedro quiso defenderlo. “Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?”. Juan 18.11

No resistas los planes de Dios

A veces nos toca beber un trago amargo, pero si está en la voluntad de Dios es el mejor plan.

El remedio para el pecado del mundo exigió que Jesús bebiera una copa amarga: traición, acusaciones falsas, desprecio, tormento, muerte. Pero el fruto fue el más dulce regalo que pudo darnos. Gracias a su sacrificio, miles y miles han pasado de ser extraños, a convertirse en hijas e hijos de Dios. Pasaron de ser pecadores condenados al infierno, a ser herederos del Reino de los Cielos. De vivir vidas vacías y miserables, a tener un propósito y una vida de poder.

Jesús en ese momento no quería tomar la copa, pero sabía que era preciso, era el único modo de reconciliarnos con Dios: El inocente muriendo en lugar de los culpables, el cordero santo sacrificado por el pecador.

¿Cómo consiguió las fuerzas para someterse a la voluntad del Padre? Venció la batalla orando en el huerto de Getsemaní (Mateo 26.42), sostuvo su fe mirando el premio en vez de las circunstancias presentes: Jesús, “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios“. (Hebreos 12.2). En ese momento parecía que estaba solo, porque hasta sus amigos se dejaron vencer por el sueño y no lo ayudaron a orar, pero los ángeles vinieron a reconfortarlo. No dudes, en tu momentos más difíciles el Señor no te abandona, siempre estará para ayudarte.

Te bendigo.

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