Jesús dijo que somos la luz del mundo (Mateo 5:14). Somos los que brillamos con la gloria de Dios, los que alejamos las tinieblas del diablo, los que llevamos la luz del conocimiento de la verdad.
En Apocalipsis cada iglesia es representada con un candelero que tiene su espacio, como antiguamente en el Templo había un lugar especial para colocar el candelero o candelabro que ardía con aceite.
Si permanecemos cerca de Jesús, viviendo como él nos manda, brillamos y Dios nos da un lugar especial en su Casa. Pero si nos dejamos llevar por los impulsos de la carne en vez de los del espíritu, el Señor nos quitará de ese sitio de privilegio. Para estar cerca de Dios tenemos que buscar la santidad.