Me senté solo

No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. Jeremías 15:17

Foto: Adolescente sentado solo en la montaña, visto desde atrás. San Luis

Muchos anhelan los dones de Dios: profecía, milagros, revelaciones… Pero no están preparados para lo que implica.

El siervo fiel a veces recibe respeto y muestras de afecto. Pero otras veces, solo dudas y críticas. Y en otras ocasiones, como el profeta Jeremías, debe alejarse de aquellos que quieren arrastrarlo a la burla o el orgullo.

«Me llenaste de indignación». A veces duele, indigna, ver cómo pisotean la Palabra que puede salvarlos. Saber cuánto los ama Dios, cuánto está dispuesto a perdonar y ellos le dicen: «Deja de molestar, viejo amargado».

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