La mujer estaba muriendo de sed en un desierto, deprimida pensaba cómo evitar ver cuando muriera su hijo. Pero Dios le abrió los ojos y vio una fuente de agua.
Muchas veces estamos desesperanzados, sin encontrar la solución porque le damos la espalda a Dios. Él tiene la salida para cualquier problema. Miremos a Dios y veremos nuestro manantial.