Hay una vida dichosa esperando. Dios quiere verte feliz, pero eso no será posible mientras el pecado tenga dominio sobre ti. Porque si no buscamos el perdón divino seguimos siendo esclavos del pecado y cargamos con las consecuencias.
Pero si arreglamos cuentas con el Señor, él sanará nuestra alma. El pasado quedará atrás y olvidaremos nuestras miserias. Su amor pintará una sonrisa en nuestros rostros, seremos nuevas personas.