Quizás Dios te mande ir a un desierto y piensas ¿Para qué? ¿Qué voy a encontrar ahí? No dudes, él tiene todo planeado. Aaron se encontró con su hermano, Moisés, que volvía después de 40 años. El diácono Felipe fue al desierto como le dijo el ángel y encontró a un etíope, funcionario de la reina Candace, que necesitaba que alguien le explicara el evangelio. (Hechos 8:26-27).
No tengas miedo de dejar tu comodidad, o de marcharte a un desierto. Si Dios te manda, tiene un propósito allí contigo.