Deja huella

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Deja una huella perdurable

Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas;

1 Pedro 2.21

Foto: Huellas de pisadas de animales prehistóricos. Pque. Nac. Sierra de las Quijadas. San Luis.

Cristo marcó en nosotros un punto de quiebre. Transformó nuestra forma de vivir, nuestros ideales y nuestro futuro eterno. Su paso por este mundo fue tan trascendente que la Historia se divide en antes y después de Cristo.

Pero para dejar esa huella tuvo que padecer haciendo la voluntad del Padre. Nada grande se consigue desde la comodidad y sin renunciar a cosas a las que tenemos derecho, pero que debemos dejar de lado por una necesidad mayor. Cristo era digno de la gloria celestial, pero se hizo humano; tenía derecho a juzgar a los que lo difamaban, pero los perdonó; merecía vivir, pero entregó su vida para salvar a muchos. Nos dejó ejemplo, para que el que quiera ser grande, sea el servidor de los demás (Mateo 20:26).

Para esto fuiste llamado: para ser de los que dejan huella, no porque reclaman sus derechos sino por estar dispuestos a perdonar y a servir, como Cristo.

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