En el momento en que se pierde la esperanza ya no hay fuerzas para seguir, el corazón se desanima, pierde su fuerza. Lamentablemente, los hombres fallan, nuestra salud falla, nada hay seguro. Excepto Dios.
Por eso, cuando puse mi esperanza fuera de Dios me fue mal, mi corazón se debilitó, me sentí desmayar ¡Pero ya no más! ¡Ahora mi esperanza está en el Todopoderoso, el que no cambia de parecer y me ama!
