No es lo que entra por la boca lo que nos contamina, sino las palabras que salen por ella. Porque los malos pensamientos se transforman en palabras y cuanto más hablamos más crecen y terminan convirtiéndose en malas acciones.
No es lo que entra por la boca lo que nos contamina, sino las palabras que salen por ella. Porque los malos pensamientos se transforman en palabras y cuanto más hablamos más crecen y terminan convirtiéndose en malas acciones.