Si recibes críticas, apaga el fuego. Si oyes chismes, apaga el fuego. Si te dicen palabras violentas, apaga el fuego. Si te bombardean con noticias preocupantes, apaga el fuego.
Toda palabra que enciende la ira, el miedo, la contienda, no es de Dios. Son dardos de fuego enviados desde el mismo infierno para destruir la obra que el Señor está construyendo en ti.