Hay quienes tienen de todo y no son felices. Constantemente buscamos algo que nos haga sonreír, hablar con quien nos haga sentir bien, comprar bienes que supuestamente nos harán más felices… Pero la alegría no dura.
Solo Dios da ese gozo que llena, una alegría verdadera y duradera que no depende de las circunstancias.