Pensó que podía hacer trampa, matar a un inocente para quedarse con su viña ¡Pero a Dios nadie lo engaña, sabía lo que hizo y no lo dejó pasar!
El Señor ve lo que muestras en público y también lo que haces en secreto. Ya sea bueno o malo. No se le puede ocultar nada. A cada uno le llega su recompensa, según sus obras e intenciones.