Seguramente habrás escuchado alguna vez la frase del título. Mucha gente en la víspera de un nuevo año hace planes. Se propone realizar cambios: bajar de peso, dar más tiempo a la familia, etc. Pero la mayoría abandona el esfuerzo enseguida. Otros simplemente expresan sus deseos, como si eso los hiciera realidad. Este año, más que nunca, la gente desea un cambio, un año mejor.
Una noche vino a Jesús un religioso, un maestro, Nicodemo. Seguramente había escuchado sobre sus milagros y quería experimentar algo nuevo ¿Sería el Mesías prometido? Pero se quedó confundido cuando Jesús le dijo que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Hoy es igual.
¿Quieres un cambio en tu vida? ¿Deseas un año mejor? ¿Oras por un año bendecido? Tienes que nacer de nuevo: nacer del Espíritu. Dejar de buscar a Dios con tu mente, dejar de luchar con tus fuerzas para ser mejor ¡Busca a Dios de veras! Acércate a él como si fueras un niño. Con humildad, con sinceridad, con asombro, con alabanza.