Así como para cuidar nuestra salud, nos negamos algunos derechos como el de comer todo lo que queremos, a veces, es necesario renunciar a otros derechos.
Jesús nos enseñó que si queremos ser importantes tenemos que ser sencillos como niños. No es fácil ver que otros que no tienen la misma capacidad, o que no se esfuerzan como nosotros, ocupen lugares más importantes. Pero en el Reino de Dios el más grande debe ser el más humilde, el más grande tiene que ser el que sirve.
No nos enojemos con los demás, no los miremos mal. Sigamos con alegría el ejemplo de Jesús, sirviendo a nuestros hermanos con humildad.