La vida de Pablo es una muestra de lo que una persona ungida por Dios es capaz de soportar… ¡y transformar en victoria!
A pesar de soportar persecución, escasez, traiciones, naufragios, encarcelamiento injusto, Pablo nunca renegó de su fe. Él sabía que detrás de cada circunstancia difícil había una oportunidad para que el Señor sea glorificado. Por eso nunca se desanimó. Siguió creyendo y aprovechando su debilidad para que se manifieste el poder de Dios en él.