Dios se preocupa por todas sus criaturas. Él les da alimento a tiempo, alimento que satisface. ¡Cuánto más dará a sus hijos amados!
Lo que da el mundo es como agua salada, que da más sed. Pero nuestro Creador y Salvador sabe lo que necesitamos y llena lo profundo de nuestro ser. El se preocupa por nuestras necesidades materiales, emocionales y espirituales.